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Endrick brilla en un día complicado para Real Madrid: una nueva esperanza tras los abucheos a Tchouameni, Ancelotti y Vinicius | Fútbol | Deportes | EL PAÍS

Arda Güler y Endrick, los últimos en la línea de ataque de Carlo Ancelotti, en medio de una noche helada, tumultuosa y reversible para el Madrid. El técnico italiano acababa de reemplazar en el descanso de la prórroga a Vinícius, quien fue despedido con algunos silbidos por el público mientras el equipo se asomaba al abismo. No eran los primeros murmullos que escuchaba el brasileño. En esa orilla vagaban los locales hasta que el turco logró conectar con el brasileño, que lanzó un potente zurdazo de auxilio en el Bernabéu.

“Sigo trabajando todos los días. Todos los goles son para Antonio Rüdiger”, se arrancó el salvador merengue en un castellano todavía precario. “Él sabe lo que hace conmigo todos los días. Nunca me hace un elogio. Esto para mí no es malo, es muy bueno. Él me gusta. Dime lo que tengo que hacer, lo que tengo que marcar, lo que tengo que correr. Aunque no estoy jugando, tengo que seguir luchando. En el partido de ayer en el entrenamiento, me ha dado una dura y lo estuve pensando en casa”.

De toda la primera plantilla, solo Jesús Vallejo había jugado menos hasta este jueves que el brasileño de 18 años, que apenas había disputado 250 minutos tras ser comprado el pasado verano por 47 millones al Palmeiras. Dejó a todo el mundo pasmado con el tanto que se apuntó en septiembre ante el Stuttgart desde la frontal cuando tenía al lado a Vini y Mbappé en una posición mucha más clara que la suya; hizo algo parecido y con mucha menos suerte en el Metropolitano en una contra que pudo haber resuelto el triunfo madridista (luego empató el Atlético); pasó sin más en el desastre de Lille, donde fue titular; y ahí se perdió el rastro de este atacante de pelo afro hasta su paso testimonial en Copa contra la Deportiva Minera.